UN PROGRAMA INEDITO PARA EL PEQUEÑO PRODUCTOR

Por Justo L. Urbieta

En la visita que acaba de hacer a Villa Real, más específicamente a la granja de Porfirio Arce, Gildo Insfran acaba de comprobar como un campesino minifundista consiguiera en pocos años una notable evolución social y económica, del mismo modo que los grandes productores, dejando atrás el monocultivo algodonero y exhibiendo la diversidad que lo preserva de las adversidades y lo lanza hacia la competitividad del mercado con posibilidades mayores.

Y se trata de los efectos del PAIPPA, nacido por inspiración suya  un 15 de septiembre de 1996 cuando , si aviso previo,  puso en marcha en General Belgrano  un programa integral orientado a los pequeños productores agropecuarios al observarse que era el único estrato excluido del sistema social, económico y financiero y que las familias agricultoras- con predios que oscilan entre tres y veinticinco hectáreas- optaba por el éxodo, para terminar en las villas miserias del país o en la periferia de esta ciudad.
Se dedicaban en forma excluyente al cultivo de algodón y al término de la cosecha advertían que los precios que les pagaban no alcanzaban siquiera para cubrir el costo de la canasta familiar.
Se les propuso entonces un cambio de mentalidad y de procedimiento a partir de un modelo inédito, con algunos antecedentes en Nicaragua y Colombia,que ponía énfasis en la ponderación del campesino como ser humano en su integralidad y no solamente en su condición de minifundista.
Inicialmente 8.500 familias adhirieron al PAIPPA y luego se sumaron las de los tres departamentos del oeste alcanzando la cifra de 10.000 en la actualidad.
INSFRAN HABLA PARA LANZAR EL PAIPPA EN GENERAL BELGRANO EN 1996
 
En todo este tiempo, la ayuda estatal fue progresiva y creciente.Cajas con alimentos, capacitación  para que actúen solidariamemente en agrupamientos familiares, asistencia sanitarias con la creación del seguro de salud y la distribución gratuita de medicamentos, la creación de las escuelas rurales,la diversificación agrícola, la construcción de viviendas rurales en la propia chacra y la intervención gubernamental para la fijación de precios de referencia para sus productos , la incorporación de valor a su producción y un avance raudo hacia la industrialización.
Primeramente se los convenció para que además de algodón sembraran  maíz y otros cultivos fruti hortícolas para atender la alimentación familiar.
Se crearon las ferias francas en esta ciudad y otras del interior, donde ,sin intermediación, los campesinos tienen ocasión de colocar su producción de verduras,frutas y hortalizas.
Luego se les enseñó que debían ocuparse de la estandarización de la manufactura y el envasado de los productos de la tierra para garantizar al consumidor las buenas practicas bromatológicas..
Con la incorporación los pequeños productores pecuarios del oeste ,sobre todo para el manejo de vacunos, cerdos  y caprinos, se los incorporó al  Plan Ganadero enseñándoseles acerca de las estructuras intraprediales y el manejo de pasturas, sobre  todo.
Dentro de esa gestión de apoyo figura la construcción de mataderos a los que se van a adosar dos frigoríficos de rumiantes menores , como es el caso de las cabras, tradicionales  en esa zona.
El “paippero” se prepara para la etapa agroindustrial que se viene , sobre todo a partir de del agregado de valor que están logrando en el ámbito familiar donde se aprecia efectiva la capacitación para elaborar dulces ,quesos y encurtidos.
Pero también les llegó la hora de la mecanización porque la mayoría de los "paipperos",gentilicio con el que se los identifica, trabajaba aún con el arado de mancera.
Ahora, en tareas grupales, utilizan tractores y una sembradora especialmente diseñada con  el objetivo estratégico orientado a la recuperación de la fertilidad de los suelos y su conservación sustentable para beneficio de las futuras generaciones, recordando que un logro argentino es la siembra directa , un método calificado como conservacionista aunque reconoce que todos los implementos para emprenderla están pensados en grandes superficies de campo con maquinarias a tracción mecánica y grandes tractores, habiendo muy poco para los pequeños productores.
“Nosotros empezamos con el abono verde para recuperar el suelo y eso va a ser recorrido por un rolo, también de tracción a sangre y diseñado en el medio, para  llegar ahora a una maquina para la siembra directa de dos surcos, tracción  a sangre, con  todos las características pergeñadas por nuestros técnicos”, revelaba hace unos años  Alberto Zorrilla, el por entonces  coordinador general del Instituto PAIPPA, es decir la estructura institucional que derivó de la jerarquización del programa.
Se trataba de una sembradora liviana, de unos 100 kilogramos de peso, que se diferencia de otras , también de tracción a sangre, pero que son bastante pesadas y no cumplen con el objetivo perseguido.
Contaba, asimismo , con dispositivos preparados por si hay que utilizar fertilizantes que los van distribuyendo conjuntamente con el volcado de la semilla en los surcos que son cubiertos automáticamente.
Entre las nuevas herramientas que diseñaron los propios productores figura  un “fogoncito” que utiliza un principio de combustión interna que a partir de una serie de leyes físicas concentra el calor en un punto y con muy poco combustible, como leña ,marlo o cualquier cosa que se queme,en pequeñas cantidades genera un intenso calor que facilita la cocción de comidas hogareñas.
Se podia aprovechar solamente el desecho del monte, sin necesidad de cortar ningún árbol.
Dispone de ladrillos refractarios y un sistema de entrada de aire que le da oxígeno al fuego, radicándose el calor en un punto evitándose su dispersión.
Como resultado de este programa se crearon las escuelas rurales para  brindar un espacio al niño y al joven para que pueda aplicar sus conocimientos en asociativismo, en administración, en producción, en  transformación de los alimentos, dentro  del mismo establecimiento para lo cual se les cede  un predio donde trabaja y aprecia que el esfuerzo realizado le beneficia.
Otro de los aspectos que abarca el PAIPPA tiene que ver con la construcción de las viviendas rurales en la propia chacra de los productores, habiéndose terminado-según datos de 2009- 1.200 unidades mientras que 500  están en plena ejecución , estimándose alcanzar las 6.500 en el marco de un proceso que cobrará dinámica en estos años.
La propiedad de la tierra se concreta  sin costo alguno y desde 1996 se han otorgado títulos a 890 productores por un total de 14.836 hectáreas mientras se anuncia la adjudicación de los ansiados títulos a otros 700 minifundistas para afirmar su  arraigo en las colonias y localidades donde viven y trabajan junto con sus seres queridos.
A varios  años del lanzamiento de este programa novedoso, ya hay que  hablar de 10.000 familias para las que se aspira  un destino inmejorable a partir de la asociación, capacitación y expansión de sus horizontes productivos.
El anhelo superior es  ver a una gran empresa de 10.000 socios produciendo a escala y comercializando conjuntamente sus productos primarios pero también con el agregado de valor porque se apuesta  a un proceso de industrialización para que las plantas y fabricas se establezcan junto a las chacras y quintas, es decir que cada familia se convierta en emprendedora y administradora de su propia pyme.
CAMPESINOS QUE ASISTIERON AL LANZAMIENTO DEL PAIPPA EN GENERAL BELGRANO EN 1996
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